Mis escritos
Es hora de leer...
ESCRITOS PARA REFLEXIONAR
53 - JANOS BIFRONTE
21/01/2022
Pedro era un amigo extraño, no hablaba mucho de hecho, podríamos afirmar que no hablaba nunca-. Solía quedarse escuchando la conversación y de vez en cuando se limitaba a indicar algo con un leve movimiento de cabeza. Por aquel entonces yo no era más que un niño y no le daba mucha importancia. Simplemente le dejaba venir conmigo, ya que Pedro no tenía a ningún otro amigo.Los años pasaron y a medida que yo me convertía en una persona más alegre, él, en cambio, se entristecía más y más. Había momentos en los que su mirada parecía introducirse en el interior de la persona que estaba observando. Los amigos me decían que Pedro les daba escalofríos, que no entendían porque seguía relacionándome con él. Mis padres más de una vez me comentaban que era una persona rara, que no les gustaba y que estaban preocupados por mí, que no creían que seguir con su amistad era lo que más me convenía. Yo entonces me enfadaba y me iba indignado. Nadie debía meterse con quien iba o dejaba de ir.Un día conocí a Rosa, una muchacha risueña y divertida, con quien congenié rápidamente. No tardamos en enamorarnos. Sin embargo, a medida que mi relación con ella se hacía más intensa, paralelamente sentía que me iba distanciando de Pedro. Llegó el día en el que mis labios pronunciaron el sí quiero, y en ese preciso momento mi amistad con Pedro terminó de quebrarse; mientras Rosa repetía las mismas palabras que yo había pronunciado segundos antes, a lo lejos, desde el umbral de la puerta de la iglesia, vi como la silueta de Pedro desaparecía, de un modo parecido a cuando la niebla deja paso al sol y termina de disiparse por completo.Pasaron diez años y yo no supe nunca más de él. En realidad, llegué a sentir los recuerdos a su lado como soñados, o incluso completamente inexistentes. Una mañana, al igual que tantas otras, me extrañó ver que Rosa seguía durmiendo después del mediodía. ¡Ella que siempre se despertaba antes que yo! Pensé en despertarla con un suave beso. Acerqué muy cuidadosamente mis labios a los suyos y en ese mismo instante noté que su boca estaba helada.Rosa estaba muerte, y rodeando su cuello se encontraba un pañuelo de satín rojo, regalo de Pedro en ocasión de nuestra boda, diez años atrás. Me sentí rabioso, y me levanté de la cama prometiéndome que buscaría a mi amigo y le haría pagar por lo que esa mañana me había arrebatado. En ese momento un rayo de sol hizo que mi silueta se reflejara en la pared del cuarto, y fue entonces cuando comprendí que Pedro no era más que la sombra o el reverso de mi lado más recóndito y oscuro...
52 - El olvido
01/03/2021

Dónde estoy hace años no había más que campo, lo poco que ocupo estaba lleno de vida; siempre había algún ser vivo merodeando por aquí.
Un día, piedra a piedra, mi silueta empezó a cobrar vida. Fueron muchas manos las que hicieron que mi existencia fuera posible, pero lo más bonito de todo es que mi construcción significaba la ilusión de unas personas que con su esfuerzo y trabajo habían conseguido alcanzar sus sueños.
Aún me acuerdo de la gran fiesta que hicieron el día que me dieron por acabado. Fue a partir de ese momento que mis paredes cobraron vida.
Por fuera veía las historias que las gentes al pasar contaban, y por dentro, la alegría de una familia que con el paso de los años iba creciendo.
No sé en qué momento la rueda de la vida cambió su sentido. Solo sé que generación tras generación la familia iba disminuyendo, al igual que las gentes del lugar. Un día, al salir el sol, el gallo que cada mañana cacareaba lo dejó de hace. Con su silencio llegó el de Pedro, la última persona que quedaba de la familia. Fue entonces cuando empezó mi decadencia.
Ahora en mi interior solo existe silencio, nadie corre por los pasillos, nadie habla, nadie juega.
En el exterior solo escucho el silbido del aire al jugar con los barrotes de mi balcón .
Espero con ansiedad que la rueda de la vida vuelva a cambiar de sentido. Quiero notar vida de nuevo en mi interior, quiero volver a escuchar las voces de las gentes del lugar.
Quiero poder continuar siendo recordado.
51 - La mesa
17/01/2021

Cada paso que doy es una huella que dejo en mi camino, un camino marcado por muchas experiencias vividas.
Ahora, mirando la nieve que sin pedir permiso se ha posado sobre las viejas maderas de la mesa, me doy cuenta de la similitud que dicha imagen presenta junto a mi ser: la nieve son las personas que han pasado junto a mi lado, muchas de ellas se encontraban en lo más alto de tan frío líquido, en cambio, muchas otras estaban muy cercanas a mí. No obstante, al igual que la nieve, por muy cerca que estuvieran nunca conseguían darme el calor que dicho roce podía proporcionarme.
Sigo contemplando la vieja mesa y me sigo dando cuenta de lo que toda ella representa: la nieve que está bajo sus pies son recuerdos del pasado que irán desapareciendo con el paso del tiempo. Las cicatrices de la vieja madera son las señales del ayer, señales que hoy se ven y que a medida que vaya pasando el tiempo más grande se irán haciendo. Por último, nos encontramos con la nieve. Ella, al igual que las personas, se ha acomodado en el sobre de la mesa, va absorbiendo todo el calor que la madera da, en cambio el viejo banco solo recibe el frío de las gotas de nieve.
Después de tan profunda reflexión, me voy alejando del banco. Sé que cuando mañana yo vuelva la nieve habrá desaparecido, lo único que quedará serán las nuevas cicatrices formadas por la presión del ayer. Habrá un día en el que el banco ya no estará, las fuerzas de la vida habrán logrado acabar con ella. En su lugar pondrán uno nuevo, representación de un nuevo nacimiento. Es en ese punto en el que a uno le llega la hora de pensar si tan duras vivencias en la vida habrán valido la pena.
50 - Abrazos perdidos
05/05/2020

Aún recuerdo cuando el año pasado paseaba por el Raval de Barcelona. Sus gentes, sus comercios, el ambiente que se respiraba me transmitían un sinfín de sensaciones. Entonces me llamó la atención una chica que llevaba una pancarta con la que te invitaba a darle un fuerte abrazo. La gran mayoría de personas pasaban por su lado sin prestarle ninguna atención. De vez en cuando algún turista se paraba y al final la abrazaban. Pero no nos engañemos: lo hacían por el simple hecho de hacer la gracia y algún que otro para echarse una foto con ella. Si he de ser sincero, durante todo el tiempo que la estuve mirando, tan solo hubo una mujer de avanzada edad que le dio un fuerte abrazo. Me llamó la atención sus ojos, tristes y brillantes a la vez.
Ahora desde el confinamiento, me doy cuenta de lo que ese abrazo significaba. No hay ni un solo día que no me arrepienta el no haber sabido aprovechar tan mágico momento.
Solo espero poder ir a Barcelona y buscar el abrazo que perdí. Espero volverla a encontrar. Sé que no será fácil y también sé que aún tendré que esperar unos días, pero pienso que lo que más he aprendido durante todo este tiempo es a saber esperar. Ahora afirman que vamos a vivir una nueva realidad y es cuando llega mi duda. Si al pasar por mi lado te pido un abrazo, ¿me lo vas a dar o ni siquiera me vas a mirar?
49 - La hora del recreo
27/04/2020

Llevo desde el 14 de marzo confinado en casa.
Generalmente salgo una vez a la semana a comprar, siempre a las 9 de la mañana
para no encontrarme a casi nadie. Suelo ponerme una mascarilla, la cual
generalmente me durar más de lo normal. Si fuera por mí iría sin ella, pero me
la pongo por respeto a las demás personas.
Antes del confinamiento tampoco fui a comprar,
tenía de todo. Pensé: si teníamos que pasarlo mal lo normal sería que lo
pasáramos todos por igual.
En casa somos cuatro y tan sólo salgo yo,
disminuyendo de esta forma el riesgo de contagiarnos.
No os voy a decir que durante todo este tiempo
todo haya sido maravilloso, pero tampoco ha sido un gran desastre. Más bien al
contrario: hemos aprendido de nuevo a convivir sin importar las diferencias de
edad que hay entre nosotros.
Los días han ido pasando y con ello la evolución
de los contagios. Todos en casa estábamos contentos, ya faltaba menos para
acabar con esta pesadilla, pero... de repente sonó el timbre para salir al
patio.
Las calles desiertas de mi ciudad se llenaron de
niños. Después de muchos días podían salir a la calle, correr, saltar, reír.
Jugar, en definitiva.
Ahora ellos no tendrán trastornos a raíz de un
confinamiento tan largo. Por un lado, mi alegría es inmensa, pero por otro...
el dolor es preocupante.
Espero no tener razón y que al final me
califiquen de alarmista, espero que de aquí 14 días no tenga que haber un nuevo
confinamiento por culpa de las imágenes que los padres nos han dejado ver este domingo.
Y si después, cuando el patio se haya acabado,
os digan que no podremos salir hasta de aquí un mes, ¿habrá valido la pena
salir con los niños como si de un día de fiesta se tratara?
48 - Sant Jordi

El sudor invadía cada centímetro de mi cuerpo y de vez en cuando se mezclaba con la sangre que salía de las heridas hechas durante la batalla.Con la espada en las manos y de rodillas en el suelo me encontraba con las últimas fuerzas que me quedaban. No podía más, pero esto no era excusa para dar la batalla perdida. En un último esfuerzo, me levanté, lo miré fijamente a los ojos y vi como su rabia interior tenía ganas de acabar conmigo. Era mucho lo que en esta batalla me jugaba. No se trataba de medir las fuerzas, ni siquiera de morir por honor. El motivo era mucho más importante. De mi victoria dependía el saber si todos los que luchaban igual que yo, también podían ganar.Volví a levantar la vista. Fue entonces cuando noté el calor de su aliento y supe que era mi última oportunidad. Ahora o nunca. Empecé a correr al mismo tiempo que él abrió la boca para enviarme una ráfaga de fuego con la que derretir todas mis posibilidades de salir indemne y victorioso.Sumé mis fuerzas como nunca antes lo habían hecho. Alcé la espada sobre mi cabeza y se la clavé en el cuello. Él se desplomó y todo su fuego interior en cuestión de segundos desapareció. Fue en aquel instante cuando vi una luz. Yo abrí los ojos y vi la silueta de dos personas con bata de enfermeros que me miraban fijamente. Al ver que yo me encontraba mejor una de ellas proclamó: feliç diada de Sant Jordi.
47 - El abuelo
No hay perdedores ni ganadores. Todos de alguna manera u otra perdemos. Lo material es lo que a la hora de la verdad menos importa, ya que siempre se puede volver a conseguir con el tiempo.
En cambio, lo personal, lo que llega al corazón y sabes que ya no se puede sustituir, es realmente lo más preciado de nuestra vida.
Él, como tantos otros, nació en tiempos difíciles. La comida era lo más necesario y, a la vez, de lo que menos había. Nunca tiraba nada, todo lo guardaba por si en algún momento le hacía falta. La verdad es que nunca más lo volvía a utilizar.
En su momento yo no entendía su manera de ser, pero es comprensible, a mí nunca me ha faltado de nada.
Aún me acuerdo cuando hablaba de Marta: sus ojos se llenaban de emoción, había sido la única mujer que consiguió robarle el corazón. Ella, de la misma manera que entró en la vida de mi abuelo, una triste mañana de octubre se marchó.
En esos momentos tan difíciles él también tenía una sonrisa reservada para mí.
Las tardes en el parque, aquellas en las que a mi abuelo le tocaba cuidarme, eran las horas más mágicas que he vivido, sobre todo cuando me contaba sus aventura de joven.
Siempre era el que la liaba, a quien todos querían, la persona a la que todos sus amigos le contaban secretos porque sabían que nunca los diría a nadie.
Ahora, mis manos están temblando, mi corazón destrozado, mi mente... en mi mente tan solo está el.
En los momentos más difíciles, en los que la compañía de un familiar es tan importante, allí no había nadie. No porque no quisiéramos, sencillamente porque el enemigo estaba escondido esperando una nueva víctima.
Ahora que ya todo ha pasado es cuando las enseñanzas de mi abuelo cojen más fuerza.
Seguiré sus consejos y no dejaré que su nombre se pierda en el tiempo. ¿Sabes por qué?
Sencillamente porque él era y es mi abuelo..
46 - Futuro

Las dudas desde hace un tiempo se han instalado en mi cabeza.
Lo que desde un principio tenía que ser lo más maravilloso del mundo se me está convirtiendo en una pesadilla.
Miro a un lado y al otro y no encuentro nada por lo que luchar. Ni siquiera por la nueva vida que me acompaña.
Yo siempre había sido una persona muy alegre. Desde joven era el centro de atención, todos se reían de mis comentarios, no había fiesta en la que la reina no fuera yo. Y, ¿sabéis? a mí me encantaba. Me acuerdo de un día en el que me compré un vestido todo rojo; fue maravilloso, todos me decían lo guapa que estaba... ahora ni siquiera me lo puedo poner, mi cuerpo ya no es lo que era, de hecho ya no sé si algún día llegará a serlo.
Estoy perdiendo el control de todo. Yo no mando en mi cuerpo, ni siquiera en mis decisiones, todo lo controla el pequeño ser que estira las cuerdas de mi existencia.
Ya no me dicen lo guapa que estoy, mis amigas no me llaman para salir a bailar los sábados por la noche, ni siquiera para ir a tomar unas copitas a la bodega, solo se preocupan de él, si será niño o niña, que cómo se llamará, que si ya le hemos preparado la habitación, si le tengo preparada toda la ropa... y en estos momentos me pregunto ¿Y yo? Qué pasa conmigo, soy la de siempre y si es así ¿Por qué habéis cambiado? Mi protagonismo se ha difuminado y ahora lloro en silencio...
Hey, lo habéis visto, ja, ja, ja, me ha dado una patada, ahora otra y otra, qué sensación más maravillosa... por cierto no os lo había dicho: será niño y se llamará Jordi.
45 - La niebla
Como otros tantos días, me levanté de la cama, agarré con fuerza la correa de la persiana, poco a poco la luz invadió la habitación y de nuevo ella estaba allí. Esa mañana, no sé el porque, esperaba que fuera diferente, esperaba que el sol se hubiera hecho dueño del día, que la humedad corriera con miedo a desaparecer, que mi vista viera más de lo que estaba acostumbrada, pero no, ella seguía allí.
Me giré, dejé de ver la niebla y fue entonces cuando la vi a ella, hermosa como una delicada flor; su belleza se confundía entre las arrugadas sábanas, pero lo que ella no sabía es que sus mentiras habían convertido nuestra relación en algo que se iba difuminando de la misma manera que el reloj pierde el tiempo a medida que sus manecillas van girando.
La niebla se había hecho con nuestras vidas, lo había hecho con otro nombre, jugaba con nosotros igual que ella lo hace con el sol.
Pero como toda mentira desemboca en la verdad, hoy el anticiclón iba a desaparecer de nuestras vidas, la suave brisa de la sinceridad iba a dar paso a la fuerza de la realidad y mañana, al volver a levantar la persiana, lo único que mis ojos verán es que ella al fin ha desparecido de mi vida, una vida en la que las mentiras nunca más volverán a nublar mi vista.
44 - Soledad

Hoy es mi cumpleaños.
Hoy es el día más feliz de mi vida.
Hoy... Empiezo a afrontar mi triste realidad.
Aún me acuerdo del día cuándo mi pasión me llevó a saborear el fruto prohibido. Andreu era dulce, su voz media rasgada acariciaba el interior de mis oídos mientras mis ojos no dejaba de cruzarse con los suyos. Ese día hacía mucha calor. Él se presentó con unos tejanos elásticos que realzaban su silueta, la camisa blanca ajustada mostraba sus increíbles pectorales, además no se había afeitado y esto le hacía aún más irresistible. Cerré los ojos y cuando me di cuenta sus labios se fundían con los míos, sus suaves manos acariciaban mis firmes pecho y en el momento en donde un helado se funde con el calor del sol, en ese intenso y maravilloso momento se abrió la puerta de la habitación. Carlos nos miró fijamente. Los segundos se pararon, Andreu y yo nos quedamos inmovilizados y cuando menos lo pensaba Carlos empezó a gritar: como puede ser, hoy en el día del cumpleaños de tu hija, ya está bien.
Carlos se giró y empezó a llamar a toda la familia. Fue lo peor que me podía pasar, Andreu y yo estábamos allí, observados por todos y tapándonos con lo único que teníamos, con las sábanas que minutos antes jugaban con nosotros. Ese momento fue el principio de mi final como madre. Como esposa. Como persona a la que se le tenía un respeto en la sociedad. Nadie se preguntó el porqué, lo único que hicieron fue mirarme con desprecio y yo lo entendí. Si mi matrimonio no funcionaba ¿por qué no me separé?.¿Por qué engañe a Carlos? ¿Por qué defraudé a toda mi família? Podría continuar haciéndome preguntas pero siempre llegaría a la misma conclusión.
Ahora me veo aquí, en mi cincuenta aniversario, con un maravilloso pastel pero con nadie con quien compartirlo. La equivocación de un pasado se ha convertido en la realidad de un presente y en la amenaza de un futuro.
43 - Hambre

" Hambre la boca, va, ábrela, mira que si no se va a enfriar..." ¿Cuántas veces estas mismas palabras han sonado dentro de mi cabeza?
Ahora, dejada hace tiempo atrás la adolescencia, me doy cuenta de lo importante que son las pequeñas cosas de la vida.
A la hora de comer no me lo terminaba todo... esto no me gusta, las patatas tienen demasiado aceite, el pescado tiene demasiadas espinas...
Y ahora... Ahora me lo comería todo, me da igual la cantidad de aceite que lleve y las espinas no me molestan.
Te podría contar como he llegado a esta situación pero ¿para qué? Si ni siquiera te paras a mirarme cuando estoy pidiéndote ayuda en la esquina de siempre.
Hoy el día es más frío de lo normal. De hecho mi cuerpo no para de temblar y de vez en cuando me parece que tengo algún que otro delirio. La luz poco a poco va desapareciendo. Me imagino que estoy a punto de dejar de sufrir... Mi niñez, mi primer beso, el día que mi padre me dio una bofetada, la boda en la que en último momento dije no... Imágenes que inundan mi mente y a la vez van desapareciendo poco a poco.
Lo que daría por ver la vida de otra manera y que los demás vieran que si hoy soy yo mañana podrían ser ellos.
Dios mío... Lo que daría por un simple plato de sopa...
42 - Día 24
Miraba a un lado y otro de la calle. Era domingo y Dublin aún dormía. Podía cruzar las calles con total tranquilidad, algo que hasta entonces no era posible. Entre turistas, autobuses, coches y bicicletas, el cruzar una calle se convertía en un arte que tan sólo los Irlandeses dominaban.
Eran las últimas horas en las que yo estaría en esta emblemática ciudad. Sólo me hacía falta celebrar la última tradición para poder volver algún día: hacerme la tradicional foto con la estatua de Molly Malone. Mientras nos dirigíamos hacia ella nos íbamos cruzando con cantantes que alegraban las primeras horas de la mañana.
Era el momento de valorar las experiencias vividas. Dublin es una ciudad abierta a todas las culturas ya que es rica en ellas, sus gentes son amables aunque tienes que dominar el inglés o ir con alguien que lo sepa para disfrutar, en cada rincón hay alguien que está dispuesto a mostrar su arte. También es una ciudad cara. El tiempo es lo que peor que nos hemos llevado de ella, sin olvidarnos que tienen mucho que aprender en la cultura gastronómica. Y sobre saber hacer un café... Mejor lo dejamos para otro día.
Abro la maleta y guardo con tristeza la libreta y el bolígrafo con los que os he estado escribiendo un poco sobre mis días en Dublin. A medida que cierro la cremallera me doy cuenta de que fuera de la bolsa dejo muchos recuerdos pero también sé que dentro de ella queda lo más importante: todo aquello que con la escritura he estando explicando. Dublín, nos vemos de aquí un tiempo... O no
41 -Día 23
(cuarto capítulo)

Yo siempre he visto los acantilados en las películas, lugar en donde transcurren las grandes historias de amor. Hoy al fin voy a verlos con mis propios ojos.
Son las seis de la mañana y con el canto de las gaviotas nos llega la hora de despertar. No nos podemos despistar porque hasta el lugar donde nos vienen a recoger tenemos treinta minutos caminando.
Verde es el color del autocar, igual que los verdes pastos que por el largo camino nos vamos encontrando. La belleza de la naturaleza de Irlanda es impresionante, igual que la de los acantilados de Moher.
Mirando a lo lejos veo a una cola de turistas que van por el borde de las rocas. Desde mi posición se les ve muy pequeños ante tanta grandeza.
No nos podíamos ir sin ver los acantilados desde el mar, por lo que nos subimos a un barco. A medida que nos íbamos acercando, el mar cambiaba: las olas cada vez eran más grandes, el barco no paraba de dar trompos y el aire soplaba con una fuerza insoportable. El mirar los acantilados paso a un segundo plano; yo en el piso de arriba me aguantaba con fuerza a la barandilla, no fuera a ser que un golpe de mar me hiciera perder el equilibrio y de paso el aire me hiciera perder el móvil. En un momento de tranquilidad conseguí hacer la única fotografía que pude. El mar había podido conmigo y yo di la batalla por perdida. Me senté en una silla y esperé a que el tiempo pasara.
Ahora, desde la tranquilidad de una cafetería del Temple Bar, muevo con una cuchara el café, observo los círculos del líquido negro y con la tranquilidad de estar con los pies tocando el suelo sonrió al pensar en la aventura de un día tan emocionante.
40 - Día 22

James Joyce explicó en la novela Ulises como Leopold Bloom entró en la farmacia Sweny's de Lincoln Place y olio una pastilla de jabón. Esa misma aroma a limón años después invadía mis tabiques nasales.
JP Murphy, propietario de la farmacia Sweny's, mientras tanto hablaba con su característico inglés.
En un momento de la conversación, cojio una guitarra y se puso a cantar, en ese instante me di cuenta que el día sería muy especial.
De la farmacia nos dirijimos a un pub que esta al otro lado de la calle, JP Murphy me invito a una Guinness y con ello al honor de ser invitado a vever una cerveza con un Irlandés. También aprendí a saber saborearla, primero se espera unos cinco minutos a que repose, momento en el que se aprovecha para hablar. Después llega la hora del brindis y con ello el primer trago, una cantidad de sensaciones que se apoderan de tu boca refrescandola y dejándola de nuevo fresca para intercambiar nuevas palabras.
Cuando tan solo quedaba un cuarto de vaso, de nuevo pedimos otra más, era el momento de pagar y dejar de nuevo reposar a la recién llegada Guinness mientras con unos últimos sorbos decíamos adiós a la anterior.
Llegó el momento del apretón de manos, hora de decir adiós a tan interesante conversación y con ello el momento de visitar algún que otro museo. Mientras mis pasos se perdían por las calles de Dublin me iba dando cuenta que no podía dirijirme a ningún lugar más que al apartamento que me encontraba estos días.
Era el momento de tirarme en la cama, apagar las luces y reflexionar sobre todo aquello que el día me había regalado
39 - Día 21
(Segundo capítulo)
Hoy iba a ser diferente de los pasados días: por fin iba a ver la costa irlandesa y seguirías los pasos de Ulises, la novela de James Joyce. Como bien sabéis, yo soy un amante del séptimo arte y para llegar a mi destino cogí el mismo tren que vi en la película Sing Street.
Después de muchas paradas llegué el tan ansiado destino. Noté como se me ponía la piel de gallina: al fin iba a estar a los pies de la torre, aquella con la que empieza la anterior novela mencionada.
James Joyce en 1904 estuvo 6 noches en esta torre. Yo en cambio sabía que estaría unas pocas horas. El ambiente entre las gruesas paredes era de muchísima cordialidad; un museo donde no se quiere perder la historia y en donde se cuida de la mejor manera, custodiada por voluntarios amantes de la vida y obra del escritor.
Es curiosa la gente de este pueblo: el sol no se ve por ningún lado, cae una lluvia tímida y además hace un viento que consigue darte sensación de aún mas frío. Aun así, con 12 grados, los veo bañándose en una playa llena de grandes piedras. Por un momento he tenido ganas de bañarme. Que pena que no haya traído el bañador, pena que desapareció en el mismo momento en que uno de mis dedos tocó el agua del mar. ¡No podría estar más fría!
Por unas horas, he podido acariciar parte de la historia. Ahora me dirijo a Dublín de vuelta. El tren me deja en el andén sabiendo que de nuevo me voy a encontrar con la realidad de los dublineses. No hay sol, sino lluvia, hace frío y además un viento insoportable. Pensándolo mejor, mañana será otro día.
38 - Día 21
(Primer capítulo)

Eran las 6 de la mañana y no sé por qué motivo no podía dormir. Daba vueltas a la cama intentando engañar a mis pensamientos; tengo que reconocer que no lo conseguí.
Desde la ventana se asomaba un tímido rayo de sol. Yo ya sabía que duraría poco, ya que en esta ciudad el sol siempre intenta conseguir un poco de protagonismo, pero pocas veces lo consigue.
Muy suavemente uno de los dedos del pie tocó con delicadeza el gastado Parquet de la habitación -notaba que por él habían pasado muchas personas. ya levantado me dirigí hacia la ventana, miré a través de ella y vi como el rayo de sol se escondía tras las nubes. Otro día más, igual que el anterior, solo esperaba que no acabara de la misma manera (pedaleando una bicicleta de alquiler con la lluvia como compañera). Ya vestido dirigí mis pasos por el corto pasillo hacia la puerta de la casa. Otro día en el que me esperaban nuevas aventuras en esa ciudad tan peculiar: Dublín.
37 - El niño
Está foto me la hizo mi padre; yo estaba jugando con la arena de la playa, en ella yo era todo aquello que pudiera imaginar.
Aún me acuerdo del momento en que de entre la arena apareció una pequeña hormiga. Sin pensármelo dos veces alcé mi pequeña mano y después con fuerza la dirigí hacia la hormiga, consiguiendo en cuestión de segundos acabar con la vida del inofensivo insecto.
En ningún momento me arrepentí de lo que había hecho y ni siquiera me lo cuestioné.
Fueron pasando los años y los mismos movimientos que hice con la hormiga se fueron repitiendo.
Hormigas, saltamontes, lagartijas, mariposas... El momento más increíble fue cuando corriendo por la noche me encontré con el insecto más maravilloso que había visto: una luciérnaga. El tiempo se detuvo, no paré de mirar y al final, cuando me canse de observarla, hice lo que tantas veces antes había hecho: aplastarla sin ningún sentimiento por mí.
Ahora, tras muchos años, me encuentro con la misma fotografía de mi padre pero con los papeles cambiados.
Yo soy el que hago la fotografía a mi hijo, con la única diferencia de que el mundo que estoy dejando atrás no es el que a mí me confiaron.
36 - Madre
Corría por el parque. No sé en que momento salió del suelo la pequeña raíz del enorme roble que adornaba el entorno, lo que sí sé es que estuve a punto de saborear el dolor que produce la caída de un pequeño cuerpo contra un suelo lleno de pequeñas piedras. En el momento en que mi cuerpo empezó a planear hacia el suelo fue cuando ella estiró sus brazos, me cogió en el aire y después me dio un fuerte abrazo acompañado con unas dulces palabras: "no pasa nada mi amor".
Ahora, recordandolo, me doy cuenta de todo lo que perdí y también de en lo que me convertí: cambié de niña a mujer y acabé convertida en madre.
Me volví egoísta y tan solo pensaba en mí. Esos pensamientos no hicieron más qué alejarme de ella, incluso en los momentos más duros, cuando la enfermedad le hizo olvidar quién era. Incluso en esos momentos yo seguía sin estar a su lado.
Ahora, cuando mi cuerpo empieza a decaer, es cuando me doy cuenta de quién soy. Miro a mi alrededor y no los veo. Mis hijos me están devolviendo aquello que durante tanto tiempo yo había hecho: olvidarme de mi madre y pensar solo en mí.
Con las manos temblorosas abro el viejo cajón de la mesita, del fondo cojo la vieja fotografía que nos hicimos ese mismo día en el parque, al lado del hermoso roble.
El silencio se apodera de la habitación, mi corazón aumenta su ritmo y mi cerebro empieza a recordar. Finalmente llega el porqué... Porque no me di cuenta de todo lo que mi egoísmo me iba a hacer perder.
35 - Rosa

Si lo mirabas, te dabas cuenta de que el paso de los años le había regalado las arrugas que recorrían sus temblorosas manos.
A Jordi, que este era su nombre, ya le quedaba muy poco tiempo para poder seguir cuidando a sus tan apreciadas amigas que, al igual que a mí, se nos conocía con el nombre de Rosa.
El lugar donde crecimos y día a día nos íbamos haciendo más hermosas, contenía una gran cantidad de rosas, pero Jordi tan solo cuidaba con sumo cuidado a unas pocas y entre ellas, a mí.
De vez en cuando salía de sus labios: "mira que sois hermosas".
Un nuevo amanecer nos regalo la más vella imagen que alguien puede ver; había llovido durante toda la noche anterior y en ese momento un tímido rayo de sol se coló entre las amenazantes nubes. Esa peculiar combinación consiguió dejarnos ver el arcoiris más hermoso que jamás había visto.
A lo lejos se apreciaba la silueta de Jordi, en su mano derecha vi que llevaba algo que yo no había visto nunca. Se acercó y de sus labios salió: "Hoy es el gran día".
Nos empezó a acariciar, nos olió como nunca lo había hecho y de sus ojos se desprendieron enormes gotas de lágrimas de emoción. Fue entonces cuando sus manos temblorosas se empezaron a abrir y cerrar, las tijeras que llevaba en su mano bailaba al ritmo de sus dedos y cuando más miedo tenía...
Ahora y mirándome a lo lejos, me veo, mi belleza ha desaparecido, Jordi me separó de mis raíces y ahora he entendido el porqué: él sabía que mi belleza iba a desaparecer, el olor que desprendía se iría con el paso de los días. Él tenia algo muy especial preparado para nosotras: convertirnos en lo que ahora somos, el libro de amor que para Jordi tenía tanto significado... Su última lagrima acarició uno de mis pétalos, se cayó al suelo y fue entonces cuando lo entendí todo. Él sabía que nosotras seríamos sus últimas rosas pero también el camino en donde volvería a encontrar a Rosa, la mujer que tantos momentos inolvidables Le regalo.
34 - Evasión
Soy Delgado y no muy alto, castaño es mi color del pelo, las gafas son las que me dejan ver la vida con claridad, siempre he sido muy nervioso y siempre tengo ganas de aprender, me considero un buen niño que nunca hace daño a nadie.
Ahora, escondido detrás de la puerta de la cafetería del colegio es el momento de usar la mejor de mis habilidades... La evasión.
Escucho con atención el canto de los pájaros, de vez en cuando esos mismos cantos paran cuando una trucha decide saltar fuera del agua para captar mi atención.
Me enamoro de los colores de este lago, la belleza de sus árboles, pero sobre todo, lo que más me gusta es saber que en este lugar estoy totalmente seguro, seguro de que los niños que cada día me esperan a la puerta del colegio, aquí no me pueden ver.
Realmente este lago no es más que parte de mi imaginación, el agua son las lágrimas que durante tanto tiempo han recorrido mis mejillas, los peces son las dudas que dan vueltas en mi cabeza, los árboles son la fuerza que me animan a continuar día a día, los colores son los que me ayudan a ver la vida de otra manera y el cielo, el oxígeno que me ayuda a dar fuerza a mis pulmones a la hora de correr.
Sé que algún día todo esto acabará, dejaré de ser el centro de atención de esos niños, pero siempre en mi mente tengo la misma pregunta. ¿A qué precio?
33 - La conciencia

Hoy me encuentro viendo mi presente, sé que en mi pasado sabía muy bien lo que quería ser en mi futuro, pero viendo lo que ha pasado, en lo que me he convertido, ya no quiero saber nada de lo que venga en mi presente y menos en mi futuro.
Lo que digo, desde un principio puede parecer un juego de palabras, pero realmente es la explicación de como yo me encuentro por dentro.
Ahora viendo la foto en donde perdí mi juventud, me doy cuenta de que todo su contorno está lleno de color, pero en cambio, la casa que tantas alegrías me había dado se a convertido en unas ruinas y yo sé bien quien es el culpable.
Siempre intento convencerme a mí mismo que hice lo correcto, pero no, a quien quiero engañar, yo sé bien a quien tengo que proteger, yo sé bien cuál es mi deber y como persona que es lo que tengo que hacer, pero porque porque, porque no lo hice y en cambio hice lo contrario.
Ahora lloro, sé que mis lágrimas no ayudarán a los que más daño hice, sé que por llorar no me convertiré en mejor persona y tampoco me ayudará en cicatrizar mi herida interior.
Ahora es cuando me doy cuenta de que los dictadores no son los culpables, ellos mandan y nosotros obedecemos, pero si con nuestra conciencia supiéramos decir no, ¿a quién mandarían?.
Dejarían de hacer daño, y no porque ellos quisieran si no porque gente como yo habríamos desaparecido.
Desde aquí pido perdón, he cortado los hilos que me movían y he empezado a ser autónomo, mi conciencia es la que manda y grito no, no y no.
Y al final, intento ser lo que quería ser de pequeño, una persona que se pone al servicio de otras personas, quiero ser tú, tú o tú, pero nunca más quiero ser ellos
32 - El disfraz

Miro en el espejo del lavabo como el pintalabios de color negro se va deslizando por mis discretos labios.
Las cejas recogen la caricia del pequeño cepillo con el que les voy dando forma.
La peluca me da un aire más juvenil, sin cremas correctoras de la edad, y mirándome de lejos, mi edad se funde con 5 o 6 años ya pasados.
Lo que más me ha costado ponerme es el vestido ajustado a mi cuerpo. No hay ninguno más que me marque las curvas como este lo hace.
Con el dedo pulgar y la ayuda del pulverizador consigo que las diminutas gotas del perfume bailen en el aire hasta llegar a tocar mi atractivo rostro.
Y el punto final a mi disfraz me espera en el armario del lado de la puerta de la calle. Es al que más respeto le tengo. Sé que conseguirá poner la guinda de atracción de todo mi cuerpo, pero también sé que con unos tacones tan altos mi sufrimiento irá aumentando con el paso de las horas.
Y por último me miro en el espejo. Es entonces cuando me hundo. Veo a otra persona, esa no soy yo. Quien se refleja en el espejo no es más que una vendedora de sueños.
Es la que la sociedad quiere ver, la que la sociedad quiere escuchar y a la que la sociedad quiere creer.
Es el momento en el que yo pongo una larga pausa en mi día a dia. Después, vuelvo a ser lo que quiero aparentar, abro la puerta y mi silueta desaparece de mi vida real. Ahora seré durante unas horas parte de la vida de los demás y al final, cuando el sol deje paso a la luna volveré a mi pequeña casa. En ella me quitaré el disfraz y volveré a convivir con Frizscher, mi gato, el único ser al que no puedo engañar.
31 - Libertad

Sentado en la orilla del mar miro con tristeza mi pasado y con miedo mi presente; ni siquiera me planteo mi futuro.
Sentí como la muerte me susurraba a la oreja. Ya se había hecho con ocho amigos que me acompañaron durante mi arduo viaje.
Para no escuchar su susurro, mi mente se adentró en viejos recuerdos: la voz siempre cálida de mi madre conseguía que las órdenes de mi padre quedaran en simples sugerencias, mi hermana... Fue el recuerdo que más fuerza me dio para no decaer durante tan dura batalla por la vida, ella siempre ha sido como una bella flor, hermosa y a la vez frágil, y yo como su jardinero, cuidándola siempre para que no le ocurriera nada.
El mar, siempre hermoso y a la vez amenazante, esperaba con ansiedad mi último latido, mas no pudo ser. En medio del último soplo ellos llegaron para alejarme de las garras de la muerte.
Otra tierra me esperaba y a ella me llevaron, mantas me dieron, también me alimentaron y ahora que ha pasado un año, miro el mar y lo vuelvo a ver todo de nuevo.
Yo no decidí en donde nacer.
Yo no decidí en donde vivir.
Ni siquiera puedo decidir a dónde ir, solo sé lo que soy y lo que dejé atrás.
Ahora soy un estraño en esta tierra y yo me pregunto el porqué, quién decide de dónde es uno, quien pone fronteras en este mundo. Al final siempre llego a la misma conclusión.
Soy Esclavo de esta tierra.
Soy Esclavo de este mundo.
Tengo que luchar por mi liberación y una vez conseguida continuar luchando por la de los demás, borrar las fronteras y abrazar con fuerza la tan ansiada libertad.
30 - La colmena

Mi juventud pasó entre verdes prados, miraba sin ninguna prisa como las nubes se movían según el aire las dirigía; a veces, cerca las cristalinas aguas de un arroyo me sentaba a escuchar cómo las ranas croaban.
El tiempo... el tiempo no existía.
Pasaron varias primaveras y mi cuerpo fue cambiando. Llegó el día en que en el pueblo ya no había nada para mí: si quería seguir estudiando tenía que irme a la ciudad.
Ahora ya no estudio. Trabajo y estoy casado. Mis hijos corren por el pasillo largo del piso, de vez en cuando escucho a los vecinos gritar, llorar o reír. Después, curiosamente, cuando nos encontramos en la escalera del edificio en donde vivo, ni siquiera nos dirijimos la palabra.
Dicen que el ser humano intenta imitar a la naturaleza; el edificio donde vivo es un buen ejemplo de ello.
Somos muchas personas las que nos movemos entre esas paredes, tan solo salimos para trabajar, como si estubiéramos viviendo en una colmena.
Imitamos a la perfección a las abejas, trabajamos toda la vida para cuidar que a la reina no le falte de nada.
Pero yo me niego, quiero volver a recuperar el ruido de los silencios, olvidarme de que el tiempo se mide con un reloj y a correr buscando un árbol que me cobije de la lluvia. Quiero volver a regalar oxígeno de calidad a mis pulmones. Sin embargo, lo que más quiero es ver que mis hijos ya no corren por los pasillos y que la única reina a la que yo sirva, sea a mi mujer.
29 - Pasos perdidos

El canto perfecto de un canario consigue que me de cuenta de que todo lo que me rodea tiene pequeñas brechas de imperfecciones.
Aun intentando no caer en ellas uno no hace más que repetir y repetir los mismos fallos.
Si nos fijamos bien las podemos ver, aunque siempre intentan no ser descubiertas.
A estas brechas les ponemos nombre e intentamos alejarnos de ellas, no sea que de una manera u otra nos hagan daño.
Podemos encontrar al pesado de turno, aquel que cuando lo ves venir cambias de acera para que no te descubra, pero que nunca hay manera de perderlo de vista.
El mentiroso compulsivo, persona que no para de mentir hasta el punto de llegar a creerse él mismo las palabras.
El ambicioso, persona que lo quiere todo, da igual si le sirve o no, si tu lo tienes él no puede ser menos.
El sabelotodo, un cerebro privilegiado; da igual de qué le hables, no hay nada que no sepa (o eso piensa él). El chafardero, el que no tiene nada en su vida y vive metiéndose en la vida de los demás.
Podría continuar y seguramente no acabaría nunca.
Sea como sea, yo siempre he pensado que se trata de pasos perdidos, personas que en algún momento de la vida se desviaron del camino y que cuando quisieron rectificar ya era tarde.
Vivimos en un mundo complejo, difícil de vivir y siempre teniendo que elegir un camino o otro sin ninguna pista más que nuestra intuición. Yo el único consejo que te puedo dar es que mires bien cual elijes y nunca acabes en el de los pasos perdidos.
28 - La fotógrafa

De pequeña siempre había tenido una obsesión, la de congelar todas las imágenes que pasaban por mi vida; no quería que ninguna de ellas se perdiera para siempre.
Han ido pasando los años y, al igual que yo, el montón de fotografías hechas durante todos este tiempo también ha ido creciendo.
Ahora me encuentro empaquetándolas en una gran caja de cartón. No sé dónde las guardaré, tampoco sí las
perderé; intuyo un futuro incierto, mi vida ha cambiado.
No sé en qué momento me engañaron, no sé cómo consiguieron venderme tantos sueños vacíos. Me lo pusieron muy fácil, llenaron mi cabeza de grandes ilusiones, dijeron que sería mío y les creí.
Hoy se que será un día duro, vendrán a sacarme del lugar en donde siempre he vivido, me dejarán en la calle y ni siquiera me darán la opción de tener un techo donde poder intentar rehacer mi vida.
Escucho golpes en la puerta, gritos en la calle. Son esos mismos gritos los que me dicen que no estoy sola, que tengo un montón de personas apoyándome y que gracias a todas ellas conseguiré volver a levantar el vuelo.
Cojo la caja en dónde se encuentra gran parte de mi vida y de muchas otras que en su momento pude congelar, cojo también la cámara con la cual consigo reflejar esos momentos inolvidables y, por último, cojo la bolsa dónde tengo las demás pertenencias que me puedo llevar. Miro con pena a mi alrededor. Sé que dejo muchos recuerdos, pero también sé que gracias a mi gran obsesión también me llevo muchos otros.
27 - Siete lunas

Yo siempre he comparado la semana como si de un libro con todas las páginas en blanco se tratara.
El lunes siempre es el principio de mi historia y el domingo el momento de poner fin a todo lo vivido durante esas siete lunas.
El lunes empieza con una breve explicación, el martes con una continuación, el miércoles empiezo a notar un leve cansancio, el jueves miro al lunes y espero al viernes, el viernes me llega la emoción, el sábado la diversión y el domingo, viendo llegar al lunes... la desesperación.
Con todos estos ingredientes veo pasar poco a poco la historia de mi vida, una vida como otras tantas, con un principio y un final.
No se si al final saldrá un buen best-seller, si tendrá interés para alguien o quedará como otras tantas historias olvidada en algún que otro rincón de la librería.
Lo más importante de todo es que yo soy presente, seré futuro y acabaré siendo recordado por mi pasado.
Por esto y mucho más, cada lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, o, como a mí me gusta llamar, cada siete lunas, intento disfrutar del momento, con amigos y familia, siendo una persona que desborda alegría, porque lo que no quiero es que mi libro se ponga en la estantería de las historias dramáticas, más bien en la de novela de aventuras o... Pensándolo bien, mejor ponerlo en el estante de historias fantásticas.
Porque a la hora de pedir... Pidamos siempre lo mejor, lo peor siempre llega sin haberlo pedido.
Y al final de esta reflexión solo me queda un pregunta. ¿Piensas leer mi novela?
26 - La estrella de la Navidad
No escuchó nada, todo se ha quedado en silencio. Intento por última vez oír cualquier ruido, pero no lo consigo. La verdad es que han sido unos días maravillosos, como cada año; cada uno de nosotros hemos vuelto a ser invadidos por un gran número de sensaciones.
Pero ahora todo ha terminado, teníamos unas ganas enormes de que llegara, muchos de nosotros volvimos a recuperar al niño que tenemos dentro y, ahora que se nos va, lo miramos con resignación a la vez que con esperanza de volverla a ver al final de éste año.
Y te estarás preguntando ¿de qué estoy hablando?
De la Estrella de la Navidad; cada año nos visita, cada uno de nosotros la vemos de una manera u otra.
Ahora que despunta el día, me encuentro con ella. Me estoy despidiendo y es en este mismo momento cuando aprovecho para hacerle unas cuantas peticiones para las Navidades futuras.
No más violencia de género, no más violaciones, no más guerras, no más pobreza, no más destrucción del medio ambiente, no más racismo ni homofobia, no más corrupción... y así hasta que llega un momento en el que me quedo sin peticiones.
La estrella de la Navidad se empieza a alejar de mí, no sé si algo de lo que he pedido se cumplirá pero lo que sí sé es qué yo continuaré luchando por un mundo mucho más justo.
25 - Feliz año nuevo
Hoy pienso jugar a un juego: me estiraré en el viejo colchón de mi habitación lo haré mirando el techo agrietado que desde hace tiempo me pide una mano de pintura y de la vieja mesita situada a mi derecha en la que hace tiempo dejé la marca de un cigarrillo mal apagado sacaré el viejo cassette con el cual pienso conseguir alegrar la estancia.
Es el momento de empezar el juego; me dirijo directo al interruptor de la luz, pero antes de hacerlo me vuelvo a dirigir a la vieja mesita, de ella cojo una vela y un mechero, sitúo la vela en el suelo y la enciendo. Con el dedo índice aprieto el play del aparato de música y empieza a sonar Noche de Paz. Es entonces cuando me decido a apagar la luz de la habitación.
La vela hace su función y la habitación se ve tal como yo me lo había imaginado. Me estiro en el colchón y me pongo a mirar al techo. Lo hago durante más de dos horas.
Una, dos, tres y hasta un total de doce campanadas, después se empiezan a escuchar petardos, coches que hacen sonar sus bocinas, gente gritando de alegría y yo como cada año... solo, callado, sin moverme, sin nadie que me abraze, que me diga o simplemente me susurre a la oreja feliz año nuevo.
24 - Luchadora

Mi mente se encuentra perdida, sin saber dónde está, lo único que sabe es que tiene que encontrar la salida de esta gran pesadilla.
Yo sé que no estoy sola, aunque de mi cuerpo solo aprecian algún que otro pequeño movimiento. Yo, en cambio, lo escucho todo.
Las manos de mi madre avanzan por la suave piel de mi brazo acariciándome. Es entonces cuando todo su amor consigue que internamente yo luche aún con más fuerzas para que llegue el momento en que yo se las devuelva con un grandioso abrazo.
De mi padre me llega el calor de su corazón. Yo lo agarro con fuerza y lo fusiono con el mío. Noto de esta manera como late mi corazón con mucha más fuerza.
Y de mi compañero me llegan todos los proyectos que habíamos soñados juntos. No puedo permitir que no se hagan realidad, el amor es tan grande que noto que no estoy sola en esta dura batalla.
Mis gritos son muy fuertes, pero no logro que se oigan más allá de los tejidos de mi cuerpo.
Al fin he conseguido entender por qué mi metabolismo no obedece las órdenes que se envían desde mi cerebro.
Noto que mi interior se está regenerando. Los huesos se van soldando al compás de las otras células que hacen diferentes trabajos. Mi cerebro ha empezado a entender que en vez de gritar debe cooperar, tomar el mando que hace días había perdido y dirigir como si fuera una directora de orquesta.
Al fin la sinfonía de mi cuerpo llega a su último acto. Es entonces cuando mis pupilas se empiezan a dilatar, poco a poco mi cuerpo se va moviendo y al fin abro los ojos.
Una gran cantidad de emociones invaden la sala: gritos de alegría, pequeñas lágrimas que recorren las mejillas de todos los que me están mirando. Entre todas las siluetas que puedo apreciar hay tres que brillan más que las demás, las de mis padres y compañero. Hoy finalmente empiezan a disfrutar y yo me los miro con alegría.
En la sala vuelve a reinar el silencio, de mi cara sale una sonrisa y de mi cuerpo la fortaleza para afrontar las nuevas aventuras que han de venir
23 - La Navidad

Me levanto de la cama y me tapo los ojos. Sin ver nada me pongo las zapatillas y como cada año me dirijo hacia la ventana de mi habitación. Cojo aire, dejo que mis pulmones saboreen el tan apreciado oxígeno, y finalmente, de golpe, separo mis manos y con la fuerza de mis cuerdas vocales grito AL FIN ES NAVIDAD .
Es entonces cuando los recuerdos de Navidades pasadas invaden mi cabeza, las risas de mi família no paran de resonar.
El olor de la sopa de mi abuela, la decoración de la mesa de mi madre, la voz rasgada de mi padre y la pesada de mi hermana.
Es en este momento cuando empiezo a llorar; la sopa ya no huele, la mesa ya no luce, la voz rasgada ya no se oye y mi hermana ya no es pesada.
Todo a cambiado: la sopa llega en atractivos envases, el mantel de ropa se ha transformado en uno de papel, la voz rasgada por unos silencios inaguantables.
Que chaqueta tan bonita, como brilla ese anillo, se nota que las zapatillas son de marca, que pasada de móbil... ¿Y donde están esos abrazos que con tanto amor se daban? ¿Porque dejamos que los móbiles nos corten las palabras? ¿Y por qué somos unos extraños entre nuestros mismos familiares?
Mira a tu alrededor: la sonrisa de tu sobrina, el pesado de tu cuñado, las inquietudes de tus hijos o de tus padres, la torpeza de tus abuelos... levantáos, alzad las copas, miráos todos a los ojos y sin dudarlo gritad a la vez:
FELIZ NAVIDAD
22 - La tierra

Agua, necesito agua.
Al sol no lo quiero ni ver.
Hace tiempo que en mí ya no nace nada, hace tiempo que me noto muerta.
Mis recuerdos son los de una vida que me quitaron.
Los árboles más maravillosos se nutrian de mi fértil tierra. Con ella y el agua de un río cercano la vida se escuchaba rugir con fuerza.
El canto de los pájaros, la belleza de los ciervos, la nobleza de los osos y la astúcia de los zorros.
Pero llegaron ellos; marcaron los troncos de mis preciados árboles y les quitaron la vida, apuntaron las cabezas de mis amigos los ciervos y colgaron sus cabezas en las paredes de sus casas.
No pararon hasta convertirme en lo que soy: una tierra sin vida, una tierra sin futuro.
Lo único que me hace sentir bien es saber que con mi destrucción llegó la desaparición de ese ser. Los humanos, se hacían llamar, y paradójicamente decían que eran inteligentes.
Sé que me costará mucho, la recuperación será lenta, pero hoy he empezado a notar la fuerza de una nueva vida, no sé que es lo que de la semilla nacerá, lo que sí se es que ellos... ya no estarán.
21 - La copa

Estoy mirando la noche estrellada que me regala la naturaleza.
Me doy cuenta de que las estrellas siguen rodando como han hecho desde hace ya un tiempo.
Hoy hay una pequeña diferencia con los otros días: esta noche veo dos lunas en vez de una. Me froto los ojos esperando que la normalidad vuelva a mi cabeza pero... no funciona.
A causa de mi debilidad he perdido muchas cosas importantes de mi vida: trabajo, amigos, familia y... la ilusión por seguir viviendo.
Solo una copa más, una más, solo una, esta va a ser la última.
Mas nunca lo cumplía.
Hoy con la soledad de mi ser en este mundo me he prometido a mí mismo que a partir de hoy en el cielo tan solo habrá una luna y que las estrellas dejarán de rodar.
La copa que siempre llenaban a partir de hoy estará vacía. En ella lo único que podré ver es la visión de otra copa vacía.
Aunque nadie se lo crea, de la copa tan solo beberé todas aquellas cosas importantes de este mundo que un día perdí por no saber en qué lugar estaba el límite.
Camarero, una copa de... agua.
Brindemos por esta oportunidad que me vuelve a dar la vida.
Salud
20 - Tres peldaños

Cierro los ojos y me escondo de la realidad.
Cierro los ojos y espero que ellos no me vean.
Como siempre, al final me han visto y es normal.
Soy una persona que con el paso del tiempo, bien porque no me he cuidado o porque mi metabolismo ha hecho lo que a querido, mi peso ha ido aumentando.
Siempre tengo una imagen que me acompaña, la de los tres peldaños que llevaban a una pequeña puerta: era mi escondite secreto, en el yo era una villana, una super héroe o lo que mi mente quisiera ser en ese momento.
Ahora me miro los tres peldaños y la puerta con resignación, por mucho que quisiera yo, mis piernas no aguantaría el gran esfuerzo de subirlos y mi cuerpo ni siquiera entraría por la pequeña puerta.
Ahora, ya en la adolescencia nadie me entiende, yo les digo lo gorda que estoy y no se por qué motivo, ellos dicen lo contrario.
¿Qué gana la sociedad con mentirme en todo momento?
El espejo en el cual cada día me miro es mi mejor amigo, siempre me deja ver tal como soy.
Hoy al mirar de nuevo al viejo espejo, me he dado cuenta que en un rincón había como una mancha de óxido. Ha sido cuando he empezado a comprender de quién, durante tanto tiempo, me ha estado engañando.
Me he marchado corriendo a la habitación de mis padres y me he mirado en el gran espejo que ellos tienen, en el que ellos me obligaban a mirarme y enfrente al cual siempre decían una cantidad innumerables de mentiras.
No puede ser, de repente una pequeña lagrima recorre mi desnutrida cara, ¿qué a pasado para que yo no pudiera ver la realidad?.
Intento llorar, pues no lo consigo ya que la última lagrima se fue de mi pequeño cuerpo hace un momento.
Me giro y veo a mis padres que me miran con preocupación, hace tiempo que se olvidaron de reír, hoy de nuevo les voy a devolver la risa robada. Me tiro con fuerza sobre la cama y los abrazo como hace tiempo había dejado de hacerlo. Observo la cara triste de mi madre, mis ojos se cruzan con los suyos y en ese momento mis cuerdas vocales dicen las palabras que todo el mundo estaba esperando de mí.
¿Mama, que hay hoy para desayunar?
19 - El árbol
Hoy me he despertado más pronto de lo normal.
Me he levantado y he empezado a caminar por el largo pasillo que lleva hasta mi humilde cocina. Sabía muy bien que no encontraría nada, hace tiempo que lo único que hay en ella es el recuerdo de lo que fue en su día.
Y es que los recuerdos se van acumulando, uno tras otro,y son los que muchas veces nos ayudan a continuar con el juego de la vida.
Abro el grifo para dar un regalo a mi boca sedienta y es entonces cuando me acuerdo de que ya hace tiempo que se secó el oxidado caño del grifo.
El único recuerdo que me queda es el precioso álbol que ya hace años planté con mis hijos; hoy con las luces de la mañana se ve más bonito que nunca.
No sé lo que me está pasando, no sé cuántos hijos tengo y ni siquiera sé como se llaman; ni yo se quién soy ni dónde estoy.
Algún día me olvidaré de respirar, no porque yo quiera, ni porque quieran los demás, sencillamente me olvidaré cómo se hace.
Miro el árbol de nuevo y los recuerdos me vuelven a invadir; lo que ellos no saben es que hoy no se volverán a ir, los cojeré con todas mis fuerzas y los colgaré de las ramas del árbol como tantas otras veces he hecho. Debo continuar luchando, por mucho tiempo que lleve haciéndo.... ¿Qué es lo que hago en la cocina?
18 - Él
Él siempre va delante y nosotras detrás.
Él siempre dice lo que tenemos que hacer y nosotras hacemos.
Él nos grita y nosotras callamos.
Él descansa y nosotras trabajamos.
Él come y nosotras cocinamos.
Él nos pega... Y nosotras... lloramos.
Él, él y siempre él.
¿Cuándo seremos nosotras?
¿En qué momento de la vida perdimos nuestro estatus social?
¿O es que nunca lo tuvimos?
Son preguntas que me invaden en la soledad de esta pequeña habitación, una habitación que no tendría nada de especial si no fuera porque en ella me encuentro a mí misma.
Es el momento de dar un giro sin precedentes en mi vida, de dejar de escuchar los gritos de él y empezar a ser escuchada por los demás.
Dejaré mi pequeña habitación y me enfrentaré a la que este mundo me ofrece porque a partir de ahora seré yo y nadie más que... Yo.
17 - El túnel

Siempre la misma imagen.
Siempre los mismos pensamientos.
Siempre la misma pesadilla.
Día tras día, hora tras hora.
Pero... ¿ por qué un túnel ?
Pero ... ¿ por qué tres siluetas ?
Cada día al despertar intento encontrar el significado del mismo sueño y cada día llego a la misma conclusión.. ¿ por qué ?. Pero hoy me he levantado decidido a resolver el sueño.
Un túnel, el que cada día tengo que atravesar para vivir el día a día.
Tres siluetas, una más alejada de la otra.
La primera podría ser el presente con el cual lucho cada día, con un trabajo precario y nadie que me espere al llegar a casa.
El segundo podía ser el pasado, el culpable del valor que tiene en la sociedad mi vida, con una familia, un trabajo estable y una ambición que me llevó a lo que soy.
Y la tercera podría ser el futuro, aquel que conseguirá sacarme del agujero que me encuentro, volver a ser el que era pero mejor persona.
Volver a tener una familia, a ser feliz y a llegar a la vejez con gente que me quiere a mi alrededor.
Sería bonito haber resuelto la pesadilla que me acompaña cada noche pero no he de olvidar nunca qué los sueños nunca se cumplen. ¿ o... sí ?
16 - La turista
A mí siempre me ha gustado viajar, descubrir nuevas ciudades, perderme entre sus calles.
Nunca me he preocupado de cómo vive la gente de los lugares que visito; para mí lo más importante siempre ha sido pasármelo bien.
Lo demás me da igual.
De pequeña aprendí a actuar con indiferencia ante la pobreza de los demás. Era fácil, cuestión de girar la cabeza en sentido contrario a lo que yo no quería ver.
Pero hoy pateando las calles de Roma, de golpe y sin saber por qué me he quedado quieta, immòbil, de piedra.
Mi cerebro se ha detenido frente la estatua de un niño pidiendo limosna.
Lo más curioso de todo es que no respira, no se mueve y ni siquiera me mira.
Una gran cantidad de imágenes han pasado por mi cabeza, aquellas que en su momento ignoré; mi conciencia a empezado a despertar.
Yo ya sé que el niño no es más que una estatua de piedra, pero me he visto reflejada en ella y no me ha gustado.
Acabo de aprender la mayor lección de mi vida y pienso luchar por ella. Ya no volveré a mirar hacia otro lado porque pienso que, si me ha dolido a mí, ¿cómo se debe sentir el que menos tiene?
15 - Los 18
Hoy es el gran día, el que tanto estaba esperando.
Son muchos los sueños que me han estado invadiendo noche tras noche y durante muchos años sobre la llegada de este día.
Noto como cada pelo de mi cuerpo se estira intentando llegar a ese momento.
Noto los temblores interiores y no puedo hacer nada para detenerlos.
Mi corazón late más rápido de lo normal y mis manos han comenzado a sudar.
Me miro en el espejo; mis dudas no han hecho más que empezar.
¿Será tal y como me lo imagino?
No pierdo más el tiempo; me pongo laca, me peino y después colonia, salgo corriendo de casa para no llegar tarde a mi gran momento.
Que curioso: en el tranvía 18 me encuentro a personas que quieren subir pero que no pueden. Ellos ya lo hicieron en su momento. Miro con atención el tranvía, aprieto las manos y entro. Después de tanto esperar al fin ya tengo 18 años.
Y que curioso... Todo sigue igual.
14 - La luz
Miro, no puedo dejar de mirar y continuo mirando.
Pienso o mejor dicho, me dejan pensar que la luz es mi bienestar.
Siempre me han dicho que siga el camino que la luz me marca y que nunca me desvié de de el.
Pero empiezo a tener dudas.
MI cerebro empieza a hacerse preguntas, quiere respuestas, pero nadie Le quiere contestar.
Me empiezan a mirar mal.
Me preguntan ¿ Por qué ? ¿ por qué no miras la luz ? Ellos me preguntan y yo pienso que derecho tienen a preguntar y yo no.
Parece ser que todos tenemos que ser como ovejas, seguir un mismo camino y no preguntar el porqué, pero yo me niego, quiero saber el porqué, el cómo y el dónde y en el momento que consiga unas respuestas será cuando la luz empiece a apagarse, en ese momento podré decir que he conseguido llegar a ser libre.
13 - El Aniversario

Hoy es el día de mi 53 Aniversario.
En todos estos años muchas cosas me han pasado, tanto buenas como malas.
Pero ya se sabe que la vida es tal como va.
En el camino he perdido a mucha gente y yo nunca me he quejado.
Pero en el día de hoy si que pienso hacerlo y me quejo por que ya hace casi dos meses y medio perdí a la persona más querida de mi vida.
A la Montse, la mujer que me acompaño 33 años de mis 53 hoy cumplidos.
33 de los mejores años que un ser humano puede pedir.
Hoy no está conmigo en presencia pero yo la noto en el ambiente.
Con todo esto yo no quiero decir que estoy triste ni que me encuentro en una gran depresión.
Todo lo contrario, estoy más vivo que nunca y lo estoy porque ahora tengo en mi interior la fuerza de 2 personas, la mía y la de mi mujer.
Yo siempre he sido una persona muy optimista y a la vez creativa.
De golpe mi cerebro a empezado a funcionar como nunca lo había hecho, por un lado estoy escribiendo el guión de un cortometraje, en proyecto un videoclip y un documental, proyectos a largo plazo.
En la actualidad aprieto fuerte en el apartado fotográfico y además he empezado a hacer escritos cortos, yo que como mucho en mi vida lo único que había escrito era para hacer una reclamación.
Escritos que en ningún caso representan mi estado de animo.
Desde el 27 de agosto yo no había dicho nada y seguramente este a sido el motivo por el cual mucha gente se encontraba preocupada por mi.
Pues tranquilos, estoy bien.
También decir que estoy orgulloso de la ciudad en donde vivo, TREMP, una ciudad llena de grandes personas, en todo momento me he encontrado acompañado por sus gentes y este es otro de los motivos de mi gran fuerza, sin olvidarnos de mis hijos, familiares y amigos.
Hoy pienso soplar con fuerza las velas de mi pastel pero a diferencia de los otros tantos pasteles que han pasado en mi vida, este será diferente.
Este marcará un pasado vivido, un presente y un futuro por vivir, pero tengo claro que el futuro viene con muchas ilusiones, porque siempre hemos de hacer lo que los seres queridos quisieran que hiciéramos.
Este será el pastel en donde el mal humor, la tristeza y los malos momentos desaparecerán de nuestras vidas y pasará a ser el pastel de las ilusiones, la felicidad, y las risas.
Ya no queda más que una cosa que hacer, soplar las velas. ¿Me acompañas?
12 - Recuerdos
Es hora de mirar atrás.
De saber todo lo que he vivido.
Recuerdos que invaden mi memoria con imágenes no muy nítidas.
Lo que para los demás son arrugas de mi cuerpo para mí son momentos importantes de mi vida.
Ya casi nadie me viene a ver, no entienden que aunque diga cosas sin sentido yo continúo siendo niña, mujer, madre y al fin abuela.
Pero ante todo... Persona.
Mis ojos están cansados, poco a poco se van cerrando.
Mañana ya no se abrirán.
Al final ya nadie se acordará de mi.
Solo pido volver a reunirme con todos los seres queridos que en algun momento del camino se alejaron de mí y también con los que os quedáis aquí.
No estéis tristes que yo sí que os vendré a ver.
11 - La bicicleta
Cómo has cambiado.
Cómo te han tratado.
Yo te cuidaba con cariño porque eras lo más preciado para mí.
Siempre fuiste mi pasión y hasta que no te conseguí no pare.
Pero un día, no se porqué, te perdí.
Casi me había olvidado de ti pero hoy sin buscarte te he encontrado.
Ahora te hacen servir de vehículo de carga; aquellos que un día te alejaron de mí, por si se te ocurriera volver a huír, te han encadenado.
Mas hoy volverás conmigo, volverás a ser la envidia de mis amigos.
Sé que en algun momento volverán a intentar alejarte de mi.
No entiendo cómo algunas personas en vez de utilizar la inteligencia para hacer el bien se conformen tan solo en ser... lo que son.
10 - La mirada
Te miro, te observo y pienso.
Sé que tu no sabes quien soy y yo tampoco sé quién eres.
Pero hace rato que te encuentras mirando por la ventana, no te mueves y no dices nada.
Me gustaría poder ayudarte, pero ¿por qué?
Si todo me lo estoy inventado, tan solo por mirarte he empezado a imaginar que es lo que te pasa.
Seguramente estás disfrutando de las vistas o esperando a alguien; seguramente eres feliz. Todos estos pensamientos me hacen llegar a una conclusión:
al final quien se encuentra solo soy yo. Busco amistad allá por dónde voy mas no la encuentro, no sé que hacer. En una sociedad llena de tanta comunicación me pregunto:
¿En que momento perdí la conexión?
9 - Luna

Soy tímida.
Por mucho que me busques durante el día, nunca me encontrarás.
Por la noche me hacen brillar, pero cuando una nube se me acerca yo me intento esconder.
En el amor soy la mejor, tan solo me tienes que mirar para notar que tu corazón se acelera más y más.
También soy de letras, me admiran los poetas.
Ahora dicen que me quieren venir a visitar y yo me pregunto: ¿por qué? ¿que no lo hicieron una vez ya?
Hoy he decidido cambiar: seré yo la que os vaya a ver.
Me vestiré de mujer, negro será mi color y Luna me llamaré.
Bailaré hasta el amanecer y al final, cuando salga el sol, como siempre... me esconderé.
8 - La ventana
MI mente lucha contra los demonios que me acechan. Todos ellos tienen una única misión: acabar con mi ser.
Y yo me pregunto: ¿por qué? ¿Tan mala persona soy? ¿Qué he hecho yo para merecerme esto?
Pero no pienso rendirme, se que dentro de mi hay una gran luchadora.
Lucharé hasta el final, se que iré perdiendo algunas batallas durante el camino, pero también sé que a grandes ataques, mejores defensas.
Y al final -porque sé que habrá un final- conseguiré mi propósito: ver lo que hay detrás de la ventana, ese ventanal que siempre he tenido en frente de mí pero que nunca me he atrevido a abrir.
7 - La silueta
De pequeño no hacía caso, me importaba poco.
De adolescente de vez en cuando miraba, tampoco es que me importara, pero me gustaba.
Con el paso del tiempo las cosas cambiaron, pero que más da, por qué mirar.
Y ahora que el tiempo ha pasado y las cosas han cambiado, ya no puedo parar de mirar la silueta del avión que viene y va.
Y que triste estoy al darme cuenta de que mi último atardecer ya ha acabado y que yo, al no mirar, no lo he disfrutado.
6 - Brisa de justícia
Sentada a la izquierda de la Justícia me siento como una hormiga. Observo lo que pasa a mi alrededor y no me gusta; el más débil es el más castigado mientras que el más fuerte sale recompensado.
Justícia, una palabra bonita de oído pero vacía de contenido.
Miro la estatua y sé que algo está pasando: ha perdido las fuerzas para aguantar la balanza, de levantar la espada y de no mirar a quién tiene que juzgar. No es porque no quiera, no es porque no tenga ganas; es simplemente porque no le dejan trabajar haciendo justícia de verdad.
5 - El cielo llora
Como cada día al despertar miro la silueta del campanario de mi pueblo.
Pero hoy es diferente: por un hay lado la belleza de los colores del cielo y por otro lo que dichos colores esconden.
Cada día -y lo sé muy bien-, aparte de alegrías, el mismo mundo esconde tristezas, y hoy el cielo llora, porque aparte de las muchas personas queridas que se van, también hay otras que sin haberlas conocido, de una manera indirecta han formado parte del mundo de uno.
Espero que mis seres queridos puedan escuchar la impresionante voz de Montserrat Caballé y lo que para los mortales sea tristeza, para los que ya no se encuentren entre nosotros sea una bendición el poder tener cerca a una gran voz.
4 - Un día normal
El tranvía hace sus paradas
Los turistas sus fotografías
Los vecinos hablan
El ciclista pedalea
Y yo...
inmortalizo la imagen como si fuera mía.
3 - Brote de juventud
Miro con tristeza el árbol caído y muerto, un árbol bello en su tiempo, un árbol en el que jugué de pequeño, sigo mirando y el tiempo va pasando, pero la tristeza primera, poco a poco, va desapareciendo al observar que de ese árbol muerto aparecen unos pequeños brotes de juventud que me indican que la vida sigue. Y yo sigo mi camino esperando de nuevo encontrar un pequeño recuerdo de mi juventud.
2 - Notas de dolor
Caminando por las calles de Oporto,
el sonido de un acordeón despierta mi interés.
Busco, miro y no me gusta lo que encuentro.
El acordeón suena con dolor.
No puedo soportar lo que mis ojos ven.
En qué sociedad vivimos, en qué mundo estamos,
que de los seres más débiles nos olvidamos.
1 - Gotas de agua

Miro como el agua baila al compás del aire que la acaricia,
miro como pasa el tiempo y me doy cuenta que cada gota de agua forma parte de mi mirada.